Una vez por semana, los miembros de las peñas y filiales se reunen a compartir el momento sagrado: el ritual de ver los partidos. El ambiente se torna similar al de la cancha, inclusive los cánticos de los partidos empiezan a sonar entre la tensión que se siente en el aire. El partido comienza y todos se hacen uno. No importa género, ideología política, diferencias de clases sociales y económicas. Todos quedan en el mismo lugar y posición si el equipo hace un gol, y se mantendrán así el resto del partido. Las cábalas no se negocian. El ritual es sagrado, es algo que se sabe y que no puede cambiar.
Volver al ritual
La filial de River Plate en Río Cuarto no funciona físicamente desde hace algunos años. La “Pablo Aimar” se ubicaba en el centro, sobre la calle Bolívar.
El antes
La filial se armó a través de un grupo de amigos que se empezamos a juntar a ver los partidos. Se fueron organizando muy de a poco. “Hicimos una rifa con una camiseta que habíamos conseguido de Aimar, por eso el nombre de la filial. Después del sorteo encaminamos lo económico”, cuenta uno de los antiguos formadores. “Es todo muy a pulmón”, sentencia.
El lugar depende del club, entonces necesitan la aprobación de River para abrirla. Una vez conseguido ese permiso, hay que convocar a los hinchas. “Siempre teníamos asistencia de 60-70 personas en todos los partidos. Cada uno se iba acomodando en su lugar de siempre como cábala”, asegura. “Teníamos decodificador, que es lo que la gente no tenía en la casa (como ahora). Era una ventaja”. Además, agrega que el ambiente no tiene nada que envidiarle a la cancha. “En los partidos importantes había hasta bombos y redoblantes, junto con la banderas y todo parecía El Monumental”, recuerda.
La “Pablo Aimar” tuvo que dejar su lugar por cuestiones económicas. «No podíamos sustentarlo más y ahí tomamos la decisión de cerrarla. La situación económica estaba bastante mala”, rememora sobre el lamentable cierre de la filial, que duró casi 10 años abierta. “Por suerte ahora se va a reabrir y los hinchas van a poder disfrutarlo otra vez”, se alegra por lo que vendrá.
El después
Jorge Giovanini es uno de los impulsores para la reapertura de la filial “Pablo Aimar” de River Plate en Río Cuarto. “Esto es algo que hace un año y medio no podíamos pensar, ni creer que íbamos a tener un lugar. Era un sueño utópico”, narra Jorge. Entusiasta, destaca que poder intercambiar pasiones y emociones con otros hinchas es de las cosas más lindas de la filial.
Lamentablemente, lo lejano es poder comenzar a realizar viajes para ver los partidos en El Monumental. “Es complicado por el tema de las entradas por parte del club hacia nosotros”, expresa.
Giovanni destaca que con la vuelta de la televisación paga del fútbol, el espacio que se habilitará en la filial será para integrar a más hinchas de River que quieran compartir el ritual del partido. “Sería muy lindo cumplir este sueño, hacerlo realidad. Todo empezó cuando varios hinchas de River nos empezamos a decir que no podía ser que no hubiese una filial de River en Río Cuarto», recuerda sobre las piedras fundamentales del prooyecto.
El ritual volverá a ser como aquellos tiempos. Para los que desean sentirse como en la cancha, para los que no pueden pagar el pack o para los que quieran sentirse nevamente parte de la comunidad riverplatense en la ciudad. Por fin, para Jorge y todos los hinchas de River del Imperio, el sueño está cerca de concretarse.
Celebrar en comunidad
Por la celebración de los 20 años de la peña de San Lorenzo en Río Cuarto, el día 13 de julio se hará una cena en su sede en Banda Norte.
Los hinchas del ciclón en el Imperio podrán disfrutar todos juntos de recuerdos de momentos inolvidables en la historia del club.
Además, la invitada estelar es nada más ni nada menos que la Copa Libertadores original, que el Cuervo pudo obtener por primera vez en su historia en el año 2014, de la mano de Edgardo “Patón” Bauza.
Peñas y filiales de fútbol – Identidades, rituales y comunidad
El fútbol es considerado como el deporte más popular y que más se acerca a un espectáculo en nuestro país. Conlleva muchas prácticas alrededor del mismo y configura diferentes actitudes en los hinchas/espectadores. Pero existe un problema: el “unitarismo” y la centralidad de las pasiones en una sola área geográfica, Buenos Aires.
¿Es diferente el hincha de un equipo que puede verlo todas las semanas, ir al estadio, compartir el sufrimiento con otros a su lado, del hincha que está a cientos o miles de kilómetros y sólo puede verlo por televisión o escucharlo por radio? ¿Adquiere más legitimidad el que ve a su equipo todos los domingos? En el interior, donde los hinchas están lejos del arraigue territorial de su club, se crean las famosas peñas o filiales.
En la ciudad
En Río Cuarto, existen diferentes peñas y filiales de los clubes de Buenos Aires. En estos lugares, los hinchas crean una comunidad grupal con un sentido de pertenencia muy fuerte. Meneses Cárdenas (2008), nombra a los asistentes al ritual del partido como “comunitas”: ellos son todos iguales, no tienen jerarquías y se reúnen con el fin de alentar a su equipo. El mismo autor habla de la identidad que se conforma mediante el posicionamiento del individuo dentro de un imaginario en la sociedad, en oposición a un “otro”. Este imaginario se da en las peñas, donde existe el “nosotros”: vestidos con los mismos colores, reunidos y conformando una comunidad, un grupo, una familia, que librará en cada partido una batalla contra ese “otro” equipo que quiera vencerlos.
Para este autor, el fútbol es un espacio privilegiado para observar las relaciones, las contraposiciones y el afianzamiento de identidades locales, regionales o nacionales. La caracterización principal de las filiales y las peñas en Río Cuarto y en el interior, es identificarse no sólo con el club que representan, sino también con un arraigue local. Los miembros de las filiales se definen como “los hinchas de… en Río Cuarto”, lo cual permite generar y construir relaciones interpersonales y producir una socialización en torno a un elemento común.
El ritual es otro de los elementos clave para entender la dinámica de estos lugares. Aquel ritual que se desarrolla en el estadio, es reproducido en las peñas. Inclusive, los mismos sujetos definen a sus lugares con el nombre del estadio (Por ejemplo, “La Bombonerita de Río Cuarto”), ya que al reunir a esos “comunitas” en un mismo lugar, con símbolos e identificaciones compartidos, se recrea la sensación de estar en la cancha. Martine Segalen (1998) habla de que el club, el partido y las peñas son objetos de identificaciones, simbolizaciones y ritualización. Esos vínculos de identificación entre la hinchada y su club son múltiples: desde el estilo de juego del equipo hasta los valores que profesa el club.
Victor Turner (1988) define el momento del ritual en base a un concepto clave: la liminalidad. Esta definición se refiere al momento intermedio entre un estado de situación y otro, en el que no se está situado en ninguno de los dos. “En el partido de futbol final habrá campeón o vencedor: en ese momento hay un sufrimiento previo para luego llegar a un gozo”, explica Turner. El concepto de “comunitas” juega un rol fundamental, ya que ese sufrimiento compartido por los integrantes de las filiales se da en un espacio no jerarquizado. Todos y todas, sin importar clase social, económica, religión, ideología, etc. están reunidos por un objetivo común, que su equipo consiga el triunfo deseado para aliviar esa tensión.
El hecho de concebir las peñas y filiales tiene que ver con pasar estas etapas de “sufrimiento” en ambientes compartidos con otros que pasen la misma situación. Ese ritual, que se lleva a cabo en los estadios todos los fines de semana, ya no es propiedad exclusiva de los que tienen la ventaja de vivir en la misma ciudad, sino que la territorialidad se redefine para poder trasladarlo al interior.
Nuestro objetivo
El objetivo de tratar esta temática en una página web es romper con esa distancia territorial que separa algo tan genuino como la pasión de un hincha y su equipo. Como indica Roxana Cabello en su libro “20 minutos al futuro” (2019), los usos de las tecnologías digitales interactivas pueden ofrecer oportunidades para el acceso a la información y el desarrollo de proyectos, pero también pueden consolidar distancias y brechas que se tornan cada vez más estructurales desde el punto de vista social y cultural.
Cabello retoma a Manuel Castells (2001), quien habla de que a través de estos procesos se produce una nueva forma de espacio, que es un espacio de flujos, en el que entabla conexiones entre lugares a través de redes informáticas telecomunicadas. Este concepto permite pensar una nueva forma de organización de la interacción social que es tanto simultánea como a distancia y que se produce a través de la comunicación en red apoyándose en la tecnología de las telecomunicaciones, de la comunicación interactiva y de transporte rápido. Para Castells, las redes de comunicación ofrecen al espacio de los flujos una configuración territorial. Se trata de un espacio que no es indeterminado y que es material. Su estructura y significado depende de las relaciones construidas en el interior y alrededor de la red que procesa los flujos específicos de comunicación.
Ambos autores hablan de que la tecnología no suprime la geografía, pero sí redefine la distancia. En esta línea, pensamos esta página como un espacio de flujos, que entabla conexiones en red y cuyo contenido redefinirá la distancia que separa a los hinchas de su club, de su territorio e intentará unir a los mismos fanáticos desperdigados por el país entre sí. En este sentido, dejamos abierta la posibilidad a incluir información sobre peñas y filiales de otros lugares y de diferentes clubes, para que este espacio pueda servir de conexión entre todos.
CABELLO, Roxana (2019): “20 minutos en el futuro”. Material de cátedra Multimedia.
La mayoría de nuestros datos del documento, cuando somos anotados en el registro civil, no son elegidos. El nombre, algo que conforma nuestra identidad para toda la vida, no pertenece a nuestra autoría (aunque actualmente puedan hacerse trámites relacionados al cambio de nombre). Hay una cosa que las personas sí podemos elegir a lo largo de nuestra vida y que conforma, para los futboleros, algo tan importante que debería estar incluido en el DNI particular de cada uno. Elegir de qué club uno es hincha es una decisión que queda marcada para toda la vida, inclusive para las generaciones futuras de la descendencia de esa persona. Los colores nos acompañan en todos los momentos de nuestra vida, nos remiten a lugares donde fuimos felices y donde sufrimos. Más allá de las buenas y las malas, la identidad que adoptamos al ser hincha de un club configura no sólo una manera de ver y sentir el fútbol, sino también una forma de vivir. Los hinchas de un mismo club se agrupan en formas particulares de ser, que inclusive llegan al punto de poder determinar, a la distancia, cuáles son los colores que tiene una persona tatuados en su corazón.
Identidades en la filial
Magalí Arangue
Magalí “Magui” Arangue es miembro de la comisión directiva de la filial de Racing Club en Río Cuarto. La filial es como su segunda casa, y la gente que siempre va a ver los partidos, su segunda familia. “Como el católico va a la iglesia, yo vengo todos los domingos a ver a Racing”, cuenta con fervor. Su historia con el fútbol data desde el año 2001, cuando Racing salió campeón por primera vez en 35 años. “Mis hermanos y yo éramos chicos, y éramos pobres. Mi viejo nos llevó a un bar a ver el partido, que en esa época era codificado. Con una gaseosita tiramos los 90 minutos. Fue la primera vez que lo vi llorar y yo no entendía bien qué pasaba, pero a partir de ahí nos hicimos fanáticos”, recuerda Magui, emocionada.
La primera vez que Magui viajó a Avellaneda para ver a Racing fue a través de su hermano, quien había cobrado su primer sueldo. Llevó a toda la familia, y Magui no podía ocultar sus nervios antes de entrar. “Mi hermano me abrazó y me dijo ‘subí los escalones y decime qué sentís’. Fue la sensación más linda de mi vida, salir y ver el césped y las tribunas llenas. Es como un tatuaje, una vez que vas por primera vez, no podés parar”, relata Magui con la voz exaltada.
Desde aquella vez, sus viajes a través de la filial fueron cada vez más frecuentes. Sin embargo, al principio no fue fácil para ella insertarse en esa comunidad. “Mi viejo no me dejaba venir acá”, rememora Arangue, y cuenta cómo logró convencerlo: “jugábamos contra Boca y quería ver el partido en la filial, que estaba en la calle Cabrera. Mi viejo me insistía con qué iba a hacer yo ahí, si eran todos hombres. Finalmente pude ir y Toto, un señor que siempre estaba, les dijo a los muchachos que se cuidaran con las puteadas. Cuando nos hacen un gol, la primera que gritó con todo fui yo y recién ahí me aceptaron como una más”.
Guadalupe y valentina fessia
Guadalupe y Valentina Fessia son dos hermanas que siempre van a la filial a ver los partidos y, cuando no, viajan a verlos en la cancha. “A nosotras nos llevan a la cancha desde que éramos bebés. Tenemos todo de Racing”, narra Guadalupe, más suelta que su hermana. Ella jugaba al fútbol desde pequeña y ahora lo hace en Fusión, uno de los equipos locales. “No se nos ocurrió que queremos ver y jugar al fútbol ahora, es desde siempre”, afirma convencida sobre la relación de las mujeres con la redonda.
Ambas hermanas coinciden en que el ambiente en la filial es muy familiar. «Nosotras si no viajamos a Avellaneda venimos acá y siempre nos tratan con la mejor. Cada uno tiene sus cábalas para ver el partido y todos nos respetamos entre nosotros», cuenta Guadalupe. Además, remarcan que la identidad racinguista se basa en que todos son una gran familia. «Acá nuncate van a tratar distinto por ser más chica o ser mujer, todos son iguales. Lo único que queremos es ver a Racing ganar», relatan ambas.
Las dos están orgullosas de que Racing sea uno de los clubes que está a la vanguardia en la visibilización de las discplinas femeninas. Ellas, como muchas otras racinguistas cuando van al Cilindro, asisten al predio Tita Matussi, un lugar de encuentro para los y las hinchas que viajan del interior antes de los partidos. El lugar está nombrado en honor a una señora que vivía en los alrededores del estadio y era considerada la madre postiza de los jugadores en los años sesenta.
La peña de San Lorenzo es la más colorida en su exterior. Se ubica en Av. Argentina 49, en el barrio de Banda Norte. Después de tener que mudarse y dejar un local icónico en una esquina de la ciudad, volvieron a producir un mural impactante
Este espacio es uno de los pocos que tiene el título de filial y no de peña en la ciudad. Esto significa que Racing los reconoce oficialmente y les garantiza un lugar en el estadio cuando se organizan viajes
La peña oficial de Boca constituye un espacio clásico para los hinchas del xeneize. Recientemente mudados de local, se ubican en Trabajo y Previsión 888. Su encargado se jacta de que cada año son más los que asisten a ver los partidos
Como las prácticas de antiguas civilizaciones, o de fieles religiosos, los miembros de las peñas y filiales asisten en cada partido de su equipo al lugar para vivirlo en grupo. En esta sección, podremos compartir experiencias, anécdotas y sensaciones del momento del ritual. La distancia entre el hincha y su cancha se quiebra ilusoriamente gracias al ambiente que se genera en estos lugares. Eso sí, las cábalas no se revelarán…
En las peñas y filiales se congregan muchísimos hinchas para vivir un partido de fútbol. Para ellos, es un lugar de encuentro en el que se eliminan las diferencias. Nadie es más que nadie. Todas las distancias económicas, religiosas, hasta ideológicas, se esfuman en virtud de defender la identidad del club. «Acá lo único que importa es…», esta frase puede ser completada con cualquier equipo. Hombres y mujeres de todas las edades se encuentran por lo menos una vez por semana en su lugar, donde cada uno tiene sus cábalas. Muchos, además, viajan a Buenos Aires para ver a su equipo. Familia, pasión y un cúmulo de sentimientos inexplicables pueden ser las palabras que definan la identidad de aquellos que viven el fútbol a través de las peñas y filiales.
El fútbol es considerado como el deporte más popular y que más se acerca a un espectáculo en nuestro país. Conlleva muchas prácticas alrededor del mismo y configura diferentes actitudes en los hinchas/espectadores. Pero existe un problema: el “unitarismo” y la centralidad de las pasiones en una sola área geográfica, Buenos Aires. En Río Cuarto, existen diferentes peñas y filiales de los clubes de Buenos Aires.
En estos lugares, los hinchas crean una comunidad grupal con un sentido de pertenencia muy fuerte. Meneses Cárdenas (2008), nombra a los asistentes al ritual del partido como “comunitas”. En esta línea, pensamos esta página como un espacio de flujos, que entabla conexiones en red y cuyo contenido redefinirá la distancia que separa a los hinchas de su club, y a los mismos fanáticos entre sí.
«Mientras que en Cordoba capital los muertos por cancer promedian los 134,8 cada 100.000 habitantes,en zonas de produccion agricola las muertes superan las 228 personas»
«Uno de los primeros casos que me llego fue el de una mujer embarazada que dio a luz una criatura con malformaciones. Habia estado expuesta a fumigaciones donde vivía»
Raul Lucero – Bioquimico
UN ADELANTO
Entrevista a Eduardo Cerda
A Eduardo Cerdá le gusta verse como un “enlazador de mundos”, un “vinculador de las cosas” que depositó toda su energía en persuadir a quien tenga adelante con una idea que podría cambiar el mundo en general y la Argentina en particular: la agroecología y las prácticas biodinámicas»
Un espacio abierto de denuncia, articulación y activismo en contra del modelo extractivista – depredador y sus consecuencias. A favor de modelos agroecológicos, en defensa del planeta y todas sus formas de vida.
«Hay una mezcla de ignorancia, de miedo, de defender los intereses económicos que se mueven detrás de esto»
Ana Zabaloy- Docente
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Con solo 28 meses vive expuesta a los agroquímicos de un depósito lindero a su casa. Pérdida de peso, deshidratación, un cuadro de vómitos severos. “Contaminada por glifosato”, dijeron los médicos.
Es un espacio abierto de denuncia, articulación y activismo en contra del modelo extractivista – depredador y sus consecuencias. luchan a favor de modelos agroecológicos, en defensa del planeta y todas sus formas de vida. La Asamblea está conformada por organizaciones, grupos sociales y vecinos de la ciudad y región.
Surge un poco antes del año 2012, cuando miembros de la misma comienzan a reunirse de manera autoconvocada para luchar en contra de la instalación de la empresa Monsanto en la ciudad.
Actualmente forman parte de la misma 12 miembros activos. Constantemente se organizan charlas y encuentros para concientizar sobre el uso de agroquimicos en las proximidades de la ciudad. Ademas de que intentan fomentar la aplicación de un modelo agroecologico para el cuidado no solo del medio ambiente sino también para lograr una alimentación saludable.
Escucha la siguiente entrevista a Julia Pereira. Integrante de la asamblea.
https://www.youtube.com/watch?v=pzivYfZqFkQ
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