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Informe sobre el uso de aceite de cannabis realizado por El noticiero de la gente.

Graciela Díaz: “El cannabis me devolvió a mi mamá”

“Mi mama hace cuatro años que ya no reconoce nada, ni a nadie, al principio tenia sus dias buenos, pero ahora ya no, cuando empezó a consumir aceite de cannabis volvió a reconocerme”, así fue como comenzó un fuerte relato.

En un pueblo pequeño de unos 5.700 habitantes, al sur de Córdoba vive Graciela Diaz. En las localidades pequeñas como lo es Ucacha, donde vive ella, es muy habitual que se divida por donde pasan las vías del tren, en barrio norte y sur. La joven ama de casa, de 54 años, vive en el barrio sur, pasando un pasillo largo, entre tapial y alambre, se encuentra su casa, que a penas al pisar ya se siente su calidez. “Pasa, esperame que en un minuto estoy con vos” me dijo mientras lavaba unos platos y le daba la merienda a su nieto. Cuando terminó se sentó y soltó un suspiro de cansancio, pero en su cara no lo reflejaba, sólo se podía ver sus rulos rubios, y sus ojos celestes intensos.

Pero ese suspiro tenía una explicación. Hace cuatro años que el alzheimer llegó a su familia quitándole toda la felicidad y tranquilidad que tenía antes. Aunque hace unos meses encontró algo que podía ayudarla, encontró el aceite del cannabis. Su madre, quien padece esta dura enfermedad, hace 6 meses comenzó a consumir aceite de marihuana medicinal y gracias a esto comenzó a recordar a su familia, amigos, canciones y momentos vividos. El cannabis hizo que la enfermedad sea más llevadera.

Rita Paulina Mancero, más conocida como “Chola”, es la mamá de Graciela, que con 85 años a causa de esta terrible enfermedad, está postrada en una silla y no recuerda ni quienes son sus hijos. “Mamá a los 80 estaba genial, vivía sola, su plata la manejaba ella, era totalmente independiente, a veces se olvidaba de algunas cosas, o no encontraba algunas otras pero pensé que era algo normal de la edad.” El problema comenzo despues de un accidente que tuvo, a partir de ese momento empezó a empeorar rápidamente, la enfermedad en dos años avanzó a pasos agigantados.

Pocha empezó a recordar el abandono de su mamá, vivencias de su pasado, de su niñez, miedos que ha tenido y empezó a olvidarse de quienes eran sus hijos, sus nietos, comenzó a olvidarse de su familia, “fue terrible darme cuenta que mi mama no me reconocía, se había olvidado de mí, fue muy duro”, confío Graciela.

 


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Marta Barrientos: «El cannabis mejoró mi calidad de vida»

Marta Barrientos, paciente Daya, da su testimonio y apoya la pronta aprobación de la Ley Cultivo Seguro. Marta Barrientos es secretaria ejecutiva bancaria. Fue diagnosticada de fibromialgia en 2008. Más adelante, fue atacada por otras enfermedades, como un cáncer de mamas y una artrosis cervical y lumbar. La suma de estos padecimientos la tenía sometida no sólo a dolores constantes, sino que a tener que consumir una larga serie de medicamentos. Debido a su condición, en el año 2011 se jubiló por incapacidad. Buscando algún alivio a sus sufrimientos, se acercó a Fundación Daya a principios de 2019. Bajo la orientación de nuestros terapeutas y médicos, durante este tiempo Marta ha conocido los beneficios del aceite de cannabis y del Cannabiol (único fitofármaco basado en cannabis fabricado en Chile). Producto de su consumo, ella ha notado una evidente disminución en sus dolores y una mejora en su calidad de vida. Marta tiene pensado comenzar un proceso de autocultivo, con el fin de asegurar su provisión personal de medicina cannábica. Por eso, el testimonio de su mejoría se une a las voces de miles y miles de pacientes que reclaman la pronta aprobación de la #LeyCultivoSeguro, como medio de encontrar no sólo una mejora en la salud, sino que también para cultivar sin miedo a que el estado los persiga

Rodrigo Silva: «tenemos que mirar la salud desde otro lugar»


Rodrigo Silva tiene 45 años y sufre de cefaleas desde la adolescencia. “Comenzó de manera progresiva, pero intensificándose en términos de dolor, hasta convertirse en una dolencia bien invalidante”. En los últimos años, el dolor fue tan intenso que dificultaba su estudio y su trabajo. “Vivía con un dolor que mermaba mi proactividad. Tú puedes dar un 100% pero el dolor de cabeza te lo impide, porque piensas en el dolor y das un 50%”. “Lo otro que viene acompañado del dolor de cabeza es estar constantemente con miedo. Estás haciendo algo y estás pensando «aquí viene de nuevo, aquí viene». Te preparas antes, tomas remedios antes para que no te venga el dolor”. Rodrigo tomaba migranol, migratán y paracetamol en dosis muy altas. Después de años de consumo de analgésicos, desarrolló una hipertensión. “Son remedios que finalmente tienen más cosas en contra que a favor. Uno puede hacer la relación de que funcionan como una droga, te puedes hacer dependiente”. A pesar de estar tomando muchos medicamentos, el dolor seguía con la misma intensidad, afectando su calidad de vida más allá de las molestias físicas. “Los dolores te pasan la cuenta en la familia. Tu quieres jugar con tu hijo y el dolor de cabeza te lo impide. En la vida profesional tu no puedes enfermarte, es un gran aliciente para que puedan sacarte de una empresa, entonces el dolor no es solo el dolor, es un problema familiar, social y laboral”.

“Me enteré de que existían varios productos de solo CBD. La primera experiencia fue de mucha paz y sueño, que me alejó del dolor. Al darme cuenta de que una simple cápsula me podía mitigar el dolor, relajarme y hacerme dormir, fue amor a primera vista”

Para Rodrigo es importante destacar la atención y orientación que recibió en la Fundación. “La acogida que te dan es gratificante porque saben que los problemas que están atendiendo son graves para las personas”.


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Carmen Iriarte: «El cannabis me devolvió la vida»

Carmen Iriarte fue diagnosticada con escoliosis crónica con luxación de cadera derecha y subluxación de cadera izquierda a los 10 años. Después de una prótesis total y años sin poder caminar, descubrió el cannabis y su vida cambió completamente. A continuación, su testimonio.

Hoy Carmen puede caminar sin problemas, a pesar de tener escoliosis crónica con una luxación de cadera derecha y subluxación de cadera izquierda, prótesis total de cadera izquierda y un bypass en la vena hilofemoral izquierda.

“Desde niña siempre caminé con displasia. Con el transcurso de los años ya no podía caminar, porque me dio artrosis. Los dolores eran tan terribles que decidieron ponerme una prótesis completa de cadera y aun así seguía con dolor. Estuve sin caminar hasta que conocí el cannabis”, cuenta.

El reemplazo de cadera fue una de las últimas opciones para Carmen. “Ya me habían operado y seguía mal en ese sentido. Tomaba 30 gotas de tramadol al día, que me provocaban mareos y vómitos”.

“Ella caminaba con ayuda de bastones, solamente se paraba para ir al consultorio o al hospital, tenía que pasar acostada todo el día”, relata Jonathan, su esposo, quien ha sido un pilar fundamental para Carmen, apoyándola durante todo el proceso.

Como parte de su tratamiento, Carmen se inyectaba Lertus, un analgésico que debía quitarle el dolor, pero sólo le duraba una hora y después volvía a lo mismo. 


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